21 ago 2013

La diligencia - John Ford (1939)

La diligencia es un gran western a cargo del más grande John Ford en el que varios personajes de lo más heterogéneo entre sí emprenden un viaje en un carruaje a Lordsburg atravesando los territorios de los astutos y crueles indios apaches, asustados ante una posible emboscada convencen al sheriff para que haga de escolta junto a una guarnición del ejército de caballería a la que perderán enseguida y tendrán que afrontar con valor el restante camino por hacer. Los viajeros serán un alcoholizado doctor interpretado por Thomas Mitchell; Peacock, un asustadizo viajante de whisky (Donald Meek); Ringo, un ex-presidiario que busca cobrarse su venganza con la banda de los Plumer por chivatos, al cual da vida un John Wayne en estado puro, tan viril y carismático como siempre; Mallory, una dama embarazada de un capitán del ejército que ha sido malherido (Louise Platt); un banquero ultraliberal de ideas conservadoras (Berton Churchill); Buck, el simpático conductor al que le parece faltar un hervor (Andy Devine); un hombre de negocios sudista, razón por la cual entabla muchas discusiones con el banquero (John Carradine), y, por último Dallas, una prostituta que ha sido expulsada del pueblo en que habitaba por las señoras de la Liga de la Ley y el Orden encarnada por Claire Trevor.

El excelente reparto
(De izquierda a derecha)
Claire Trevor (Dallas), John Wayne (Ringo Kid), Andy Devine (Buck, el conductor), John Carradine
(Hombre de negocios sudista), Louise Platt (Mallory), desconocido, Berton Churchill (Gatewood,
el banquero), Donald Meek (Peacock) y George Bancroft (Wilcox, el sheriff)

Claire Trevor (Dallas) con John Wayne (Ringo Kid)
Después de esta abrumadora y excesiva lista de datos sin conexión alguna, procederé a explicar las relaciones que se forjan entre los personajes, pues en un principio no se conocen apenas entre ellos, pero han sido unidos por el destino para una empresa común, no hay lugar para los prejuicios porque los personajes se irán caracterizando de maravilla durante la historia generando uno de las películas más maduras del género por la habilidad del autor y del reparto para dejar al desnudo las psicologías de los personajes. Entre Henry, o como es conocido en la zona, Ringo Kid y Dallas, (la encantadora rubia de la foto derecha) surge el amor y, pese a los prejuicios sociales en los que hace bastante hincapié el filme, se casa con ella. 

El Doctor Boone, personaje por el que Thomas Mitchell recibirá un Oscar al mejor actor de reparto, es un símbolo de la modernidad en contraste con lo antiguo y será el encargado de ayudar a parir a Mallory, siendo este su momento de gloria ya que el resto del tiempo será el encargado de darle el toque de humor al asunto con sus profundas borracheras gestionadas por el pusilánime Peacock.

Básicamente, como en todas las películas del oeste, se respira un profundo odio-temor ante la barbarie indígena, mostrándose los propios yankees como apaciguadores y salvadores de una civilización en un proceso de formación al que solo se interponen estos nativos. Otro tópico es la presentación de la caballería como la gloriosa e infalible defensora de los hombres honestos. 

El Monument Valley
El pueblo del que parten es una pequeña villa regida por una moral cristiana muy estricta controlada por la Liga de la Ley y el Orden, organización extraoficial encargada de la manutención del orden público y de expulsar a los indeseables y a los estigmatizados por la sociedad, gracias a su colaboración en el pueblo se respira un ambiente de repulsa a todo lo nuevo y lo prejuzgado. Está situado en el escenario favorito de grabación de John Ford en el que, a excepción de El hombre tranquilo, que está rodada en Irlanda, todas las que yo he visto han sido rodadas en estos parajes, en el Monument Valley, localizado en la frontera Sur de Utah con Arizona. Un escenario perfecto para las cruentas batallas entre indios y vaqueros. La buena elección del escenario va acompañada de una mejor incluso selección de canciones populares americanas, escogidas por Boris Morro. 
John Wayne, un coloso del cine
En el gran tiroteo contra los indios apaches.
(De izquierda a derecha)
El conductor, el sheriff, Ringo Kid (arriba), Dallas,
 el banquero y Mallory.
 La última señal del buen cine que representa este filme que mencionaré es la poca acción en el sentido de que los tiroteos y las batallas son muy escasos y algunos ni siquiera se visualizan en pantalla sino que son sustituidos, por ausencia de medios supongo, por sonidos de balas a lo lejos mientras se muestra el plano de, por ejemplo, la taberna del bar con los hombres intrigados por saber que sucederá, en el caso del tiroteo entre la banda de los Plummer y Ringo Kid. A pesar de ello no pierde nada de calidad sino todo lo contrario, ensalza su valor pues con el propio contenido de la película es capaz de fascinar al espectador mientras que otras películas únicamente consiguen tal sensación al incluir miles de efectos especiales en obras carentes de todo sentido artístico. Todo un clásico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario