29 sept 2013

L'empire des sens (El imperio de los sentidos) - Nagisa Oshima (1976)

Oshima se enfrentó al reto cinematográfico de la representación real del coito, mostrando primeros planos de órganos y actos sexuales, y alcanzando con ellos un valor poético comparable a los rostros de los amantes en pleno éxtasis.

Kichizo (Tatsuya Fuji) con una de las geishas
Tokio, década de 1930; 1936 concretamente, Kichizo Ishida (Tatsuya Fuji) es el marido formal de la dueña de un hotel, esta le permite tener sexo con las geishas que allí trabajan a condición de que lo tenga también con ella cada mañana, en una de sus aventuras conoce a la prostituta Sada Abe (Eiko Matsuda) y pronto se enamoran mutuamente y se mudan a una habitación de la ciudad donde comenzará a producirse una enferma y bilateral obsesión que les conducirá poco a poco a un profundo abismo del que ya jamás podrán salir.

En un principio la mujer se encuentra mal segundos antes de la primera relación a causa de los nervios pero debido a su hipersensibilidad, durante el coito experimenta tales sensaciones que ya no podrá parar de hacerlo. Esto les lleva a confinarse en el dormitorio durante días sin comer ni dormir, penetrando en una eterna progresión de concupiscencia que manifestará la exagerada ninfomanía de la protagonista a la que es capaz de acompañar su viril prometido. Al principio todo es muy bello, pero conforme la historia avanza la situación se torna más grave y enfermiza, terminando el director por exponer la obsesión de la cultura japonesa por la muerte. La experimentación se vuelve algo normal y una de las situaciones provocadas por ella es que el hombre le pide ser estrangulado en el acto, pues así sufría unas contracciones muy intensas en el miembro que le causaban a ella un placer que le llevaba al éxtasis, guiándose por su profundo respeto hacia el placer de su amante, es finalmente esta práctica llevada al extremo la que produce su muerte, a la que seguirá una escena en la que aparece de forma explícita como ella le corta los genitales y escribe con la sangre en su pecho (en la versión original sin censura) "Sada y Kichi, ahora uno",

Fotograma que manifiesta de manera intachable
la ilimitada obsesión de Sada Abe (Eiko Matsuda)
Es en la década de los 60 cuando aparece una nueva concepción del cine al poner en tela de juicio los aclamados cánones del neorrealismo italiano que planteaban que la calidad del director residía en su capacidad para reflejar la realidad, "un cuadro es admirable en función del número y de la importancia de los datos que nos ofrece sobre la realidad" diría en su época John Ruskin. Esta revolución en el mundo del séptimo arte no es otra que el cine de autor, un cine en el que predominan los sentimientos del director al eliminarse las presiones producidas por el comercialismo, este es uno de los filmes más destacados del género, pues en él el autor nos relata su visión sobre el caso real de esta mujer japonesa a su manera, permitiendo adentrarnos en un mundo donde lo sensorial prepondera por encima de todas las cosas, dejando a un lado el racionalismo. La obra está impregnada de un erotismo salvajemente explícito que la llevó a su prohibición en diversos países y a la desaprobación de muchas de sus escenas que tuvieron que ser eliminadas, como una en la que aparecía la chica haciéndole una felación a un niño pequeño en la locura originada por ausencia de Kichi.

Escena del primer estrangulamiento

Sin los tabúes ni el pudor que puede crear la sociedad, pues esta desaparecía cuando se hallaban en su particular burbuja, el fetichismo y el sexo llevan por poco a catalogar el filme en la categoría de la pornografía, pues la diferencia reside en que no es sexualidad por sexualidad en sí misma, sino que detrás transmite un gran mensaje de apología epicúrea y otras filosofías acerca del placer, logra la inestimable caracterización de los personajes con los escasos diálogos, lo que trasluce un guión fenomenal detrás de todo el conjunto que dista bastante del mentado género. Algunas escenas sensuales se encuentran además, cargadas de sentimiento y arte, como la que muestra la primera felación, mientras el afectado fuma un pitillo; otro fotograma muy logrado que podría citar sería el último de la película, en él aparece el cuerpo muerto de Kichi con Sada a su lado tendida, abrazándole a la vez que sujeta sus recién amputados genitales en sus pequeñas y pálidas manos. 

No hay palabras para describir este fotograma, brutal

El cámara Hideo Ito hace un gran trabajo pues aunque los encuadres son estáticos, muy largos y las transiciones muy bruscas (aunque puede que el corte de las escenas de mayor controversia tenga la culpa), logra captar momentos perfectos desde el mejor ángulo para transmitir al espectador aquellas sensaciones que el director busca causar. En mi opinión es una película muy bien hecha y con un guión también bien estructurado y ordenado, aunque no la recomiendo a personas de moral muy estricta, pues podría romper sus hipócritas barreras y desvelar sus pasiones más ocultas, podría liberar su mente, en otras palabras. Lo único que si aconsejaría, ya hablando en serio, sería verla en versión original si se puede, pues yo no la he conseguido de esta forma y advierto que el doblaje al español es absolutamente insulso y desastroso, para variar.

Película completa:

22 sept 2013

Las vírgenes suicidas - Sofía Coppola (1999)

Kirsten Dunst (Lux Lisbon) conoce a
uno de los galanes más patéticos que he podido
ver en una película, Josh Hartnett
La verdad es que duele que esta película tenga el apellido de Coppola, aunque solo sea un productor. Sofía demuestra con este filme que posee la misma calidad como actriz que como directora.

La historia, el argumento, está genial, el problema es que es una novela, de Jeffrey Eugenides para ser precisos, y lo único que se ha conseguido es destrozarla adaptándola al cine. La película narra la historia de la familia Lisbon, una familia con una moral muy anclada aún a los tiempos de la inquisición católica que, demostrando un mal dominio de la psicología, deciden apartar a sus cinco niñas del mundo para que no vayan por el mal camino, para apartarlas de la tentación. El problema es que las chicas son las típicas americanitas rubias y estupendísimas que todo el mundo adora y tienen detrás de ellas a una pandilla de chicos, uno para cada una, con los que se envían señales desde su reclusión, con morse, música, símbolos, etc. Tras haberse suicidado la pequeña de todas, Cecilia, de 13 años, los padres comienzan a preocuparse y a ser, en consecuencia, más severos si cabe con sus hijas, hundiéndolas en una interminable espiral de depresiones causadas por las ansias de libertad, frustraciones y desencantos que lleva a las cuatro restantes a suicidarse una noche de manera simultánea.

La película refleja los tópicos de las adolescentes, que sienten inseguridad ante el nuevo mundo que se abre ante ellas y el nuevo tipo relaciones que se van desarrollando, aparte de las consecuencias que puede acarrear el intento de privación de libertad a las personas que acaban de comenzar a respirarla y ya se han embriagado con su dulzura, llegando al punto de no retorno en que se ve toda orden injustificada, opresiva y déspota como una hecatombe espiritual que lleva a la enajenación.

En cuanto al reparto, James Woods que interpreta a Ronald Lisbon, padre de la familia es, simplemente fantástico, desarrolla bastante bien la idea de una personalidad tiránica sin forzar demasiado y resultando completamente natural, igual de buena que la actriz Kirsten Dunst en el papel de Lux Lisbon, la chica de 14, que es el pilar fundamental, la figura de la víctima en este drama, pues es la que se toma como ejemplo para que se extrapolen sus desgracias al plano general que conforman el resto de las hermanas, nada caracterizadas. Ella es la única que se rebela, aunque de forma pasiva, es decir, por omisión, ya que pese a incumplir una a una todas las normas surrealistas no se llega a enfrentar nunca directamente a sus padres, de hecho en una escena se denota su cobardía al quemar ella misma finalmente sus discos de vinilo, acatando la orden de su madre en una secuencia que simboliza la renuncia de una adolescente a la lucha por su emancipación, simbolizando esto con la desaparición de la música rock, especialmente de sus preciados Kiss de su vida, veremos como esta se funde bajo el fuego de la sumisión y queda reducida a cenizas. 

Las cuatro "vírgenes suicidas"
Explicaré ahora mi mofa hacia la directora en esas primeras líneas. Como ya he comentado antes, las cuatro hermanas restantes a Lux, poseen una caracterización ínfima, por no decir inexistente, las cuatro actrices pasan la película paseando por la puesta en escena o bien sonriendo dulcemente o bien con una cara de tristeza que, sumándola a los tétricos camisones blancos que portan da como resultado unas almas en pena, dignas de una película de terror. Parecen expuestas para, sencillamente, ser fiel a la novela y lucir sus rubias melenas y sus pálidas caras bonitas, privándolas de toda intervención. En nada se hubiera notado que en vez de cinco hubieras sido dos, Cecilia, necesaria para la coherencia argumental y Lux; aún así, Cecilia (Hannah Hall) brilla por su ausencia.

La película es completamente plana, insustancial, son suicidas con una gran tragedia detrás y, sin embargo, la película carece completamente de dramatismo, de teatralidad, no digo ya que deban forzar ni exagerar sino transmitir la desdicha que acarrean; al final se suicidan y al espectador medio, al que no ha leído la novela ni es conocedor de casos de este tipo en la vida real, le deja totalmente frío, no dan ni un triste atisbo de pena o comprensión. Es verdad que tiene buenos fragmentos como la quema de discos (aquí la actuación de Lux y de la madre, Kathleen Turner, es impecable) o cuando se intercambian telefónicamente música con los chicos, pero por otra parte sobran también muchas secuencias como el baile y otras cosas que no pegan nada con el ambiente creado anteriormente. Intenta en ocasiones recrear un ambiente surrealista que me recuerda a mucho al cine de Lynch, creando sensación de irrealidad con filtros azulados, pero también es un intento fallido. Los planos, por otra parte son muy estáticos, abusa del primer plano enfocando el bello rostro de las chicas, que es verdad que en un principio queda bien, pero una vez bastaba.

Por decir algo bueno comentaré la banda sonora, bien elegida y muy adecuada, pero el filme en sí es un completo fiasco, no creo que hubiese llegado a ninguna parte de no ser por el apellido que lleva la dirección. La historia es muy buena pero hubiese preferido leerme la novela.



19 sept 2013

Buster Keaton

Fotograma del filme de Buster Keaton, El navegante
Comentaré esta figura inolvidable del cine cómico tomando como punto de partida sus películas más "aclamadas" por el público, que son El navegante, El aeronauta y El colegial. En la primera es un marinero que se hace de casualidad con un barco en el que se halla una chica y los dos acabarán, después de mil peripecias naufragando al lado de una isla de caníbales y en otras muchas desternillantes situaciones, en la segunda es un torpe cazador que consigue, también de casualidad, un globo aerostático que deberá manejar como pueda, por último, en la que queda hace el papel de un universitario de brillantes notas que intenta conquistar a su amada formando parte de algún equipo en cualquier deporte del campus de Clayton. De estas películas se pueden extraer las características fundamentales del actor, cuyo humor es visual, directo y se desenvuelve en el absurdo y el patetismo, todas las acciones que realiza acaban de alguna manera volviéndose contra él, provocándole daños físicos o dejándole en ridículo mediante golpes, caídas, baños indeseados, etc, no obstante, como en toda buena comedia se pone en marcha el motor que hace que todas las cosas salgan bien al final y en este caso son circunstancias externas al personaje las que ponen todo en su sitio.

Montaje con un fotograma de la obra de Charles Chaplin , The boy
Sus filmes, que suelen tener una duración algo corta, están muy bien estructurados y poseen un guión muy elaborado y organizado, pues todos los gestos y las situaciones tienen cierta finalidad futura, sin cabida para escenas vanas, esta es una de las grandes diferencias que posee respecto a Charles Chaplin, ya que todos los movimientos ejecutados por este son un fin por sí mismos, otras grandes diferencias que pueden ser observadas a primera vista es la actitud de cada uno ante sus desgracias, pues mientras Buster se desespera y se muestra severo consigo mismo, el optimista de Charlot se levanta triunfante y con una sonrisa, siendo su cine de un realismo escarnecedor. Buster se muestra como un objeto pasivo al que la naturaleza golpea y hace vivir por inercia mientras que Chaplin es un vividor, un vagabundo al que la vida misma da bofetadas en su exiguo intento de disfrutarla, este último es el más grande y mítico de todos los matices, Buster Keaton da vida a un burgués, a una persona de clase alta que se busca problemas únicamente por su torpeza, pues no tiene otras preocupaciones y Charles Chaplin encarna a un alma errante, a un pobre que intenta salir de su miseria, pero que la sociedad le empuja de nuevo al agujero del que procede cada vez que asoma la cabeza.

Luces de ciudad
Buster Keaton es un personaje frío, casi un objeto sobre el que Dios descarga su ira, pero no es algo que le haga un mal cómico, todo lo contrario, su seriedad le hace más enternecedor aún y conforma un auténtico estilo propio al que debe su fama, conviertiéndose la serenidad en un pilar fundamental de su personalidad como actor. En cambio, por otro lado tenemos la gran emotividad y expresión del cine de Chaplin que ablanda el corazón a cualquiera con tiernas miradas como la de la escena final de Luces de la ciudad en la que no le hacen falta las palabras para expresar lo que siente pues el brillo de los ojos supone una catarsis de su esencia personal; o para impresionarnos con la actitud fuerte y enérgica que le caracteriza en determinados momentos en los que la valentía se torna en necesidad.

Con esta entrada no pretendo resolver este debate infinito que millones de argumentos a favor o en contra de una parte y de la otra ha dado a lo largo de la historia del cine, como por ejemplo el exacerbado afán de protagonismo mostrado por Charles al ser protagonista íntegro de todas sus obras y tratar al resto del reparto como mascotas, como dijo Borges, saliéndose del terreno de la obra e introduciéndose ya en lo personal del artista; o el eterno argumento insulso que rebaja a Keaton por el hecho de haber perdido la fama a mitad de carrera y haber sido rescatado por Chaplin en Candilejas, las tonterías de siempre. Ambos personajes han sido muy grandes en el mundo del cine mudo, pero no es este motivo suficiente para enfrentarlos en duras batallas dialécticas cuando cada uno tenía su estilo y, por tanto, cualquier juicio emitido es completamente subjetivo. Por contra también tenían muchas cosas en común como su exasperante torpeza y la patosa forma de caminar. Para concluir, me negaré rotundamente a tener que elegir entre uno de estos colosos que tantas tardes divertidas me han hecho pasar. 


15 sept 2013

El bazar de las sorpresas - Ernst Lubitsch (1940)

Matuschek & Co es una tiendecita de Budapest que servirá de escenario para esta destacada comedia de Ernst Lubitsch, declarada culturalmente significativa por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y escogida para su preservación por el National Film Registry. Está basada en la novela de Miklós László, Illatszertár de 1937. 

Margaret Sullavan y James Stewart
James Stewart encarna al sentimental protagonista del filme Alfred Kralik, el más antiguo de los empleados del bazar que decide cartearse con una desconocida para desahogar juntos sus poéticas ideas y hablar sobre arte, en esto que al final se enamoran el uno del otro y deciden tener una cita, paralelo a esto una nueva chica entra para formar parte de la plantilla de la tienda, Klara Novak (Margaret Sullavan). En el trabajo siempre discuten y se pelean por nimiedades, despreciándose y lanzándose hirientes burlas, cual sería la sorpresa de Kralik al descubrir que no era otra que ella su amiga por correspondencia.

Una de las frecuentes discusiones en el almacén
El protagonista descubre la trama a mitad de película y durante el resto de ésta siente un gran miedo a su cita por si es rechazado, por lo que se dedica con gran afán a conquistarla por medio de cartas y en persona sin desvelar en ningún momento su identidad. Esta situación de que uno conozca todo y la otra parte, nada, es la perfecta para desarrollar un amplio repertorio de bromas, chistes y situaciones muy divertidas que hacen imposible tomarse el drama en serio cuando, por ejemplo, el jefe intenta suicidarse porque se entera de que su mujer tiene un amante y comprende que se ha quedado solo en el mundo, siendo la soledad en Nochebuena el punto álgido de su desgracia que, como no podía ser menos tratándose de una comedia, la circunstancia queda soterrada al coincidir con un empleado suyo, el repartidor para ser más exactos, que además de hallarse solo en Navidad era pobre y no tenía donde ir, todos los cabos quedan al final atados de forma satisfactoria para todos.

Margaret Saullavan, James Stewart, William
Tracy, Sara Haden, Felix Bressart 
Un requisito fundamental que demuestra la calidad de una comedia  es el guión, y esta no se queda atrás pues la novela de Miklós László con los aportes de Samson Raphaelson dan como resultado un guión donde todo está perfectamente incrustado y ninguna frase o acción es vana pues todo tiene una futura razón de ser y una explicación, aunque solo sea provocar una carcajada en el espectador. El clima es algo muy importante también pues da la sensación de estar viviendo en un mundo donde la maldad ha sido erradicada por completo y hasta el personaje más ruin que no es otro que el amante de la Sra. Matuschek parece al final digno de lástima y carente de malas intenciones, luego un jefe que trata bien a los empleados, reparte cuando hay beneficios y cuando despide da buenas indemnizaciones y desbordadas cartas de recomendación, vaya, que Lubitsch se basó completamente en la realidad para caracterizar al Sr. Matuschek. La película posee una estructura casi teatral por los escasos escenarios, siempre lugares cerrados además, una forma de no contaminar el verdadero carácter de los personajes con la presión social que tiende a hacer guardar las apariencias; aunque no por el tiempo, la historia se desarrolla en un espacio de varios meses, dando pequeños saltos temporales cuando nada ha variado entre las relaciones de los sujetos.

10 sept 2013

Fanny och Alexander - Ingmar Bergman (1982)

Pernilla Allwin y Bertil Guve en su cautiverio
El cine de Bergman no es humano, precisamente por ser capaz alcanzar un entendimiento de las personas que no está al alcance de ningún humano, es decir, por ser demasiado humano, tanto, que la paradoja cobra sentido al comparar a este director con una divinidad que se adentra en lo más profundo de las pasiones humanas, es un devorador que destroza las vestiduras de los mortales reduciéndolas a jirones y después de traspasar la mundana barrera de la carne disfruta dejando al desnudo el interior del hombre, sus miserias, sus virtudes y sus vergüenzas.

Fanny y Alexander es una película indispensable de su filmografía que comienza ofreciéndonos una rápida visión del escenario donde todo va a suceder, la casa de estos dos hermanos y su familia. No hace esto de una manera normal sino mostrando unos enfoques y unas perspectivas estáticas de las diferentes estancias tan bien tomadas que cada una de ellas en sí mismas podrían pasar por obras de arte: fotografías o cuadros. Ya solo con ellas se puede adivinar que algo grande va a suceder, la paz que precede a la tormenta.

El filme cuenta la historia de una familia acomodada formada en su mayoría por actores, todo es feliz en la inmensa mansión hasta que Oscar, el padre de los chicos, muere y la viuda es seducida al tiempo por un obispo protestante que le pide que abandone todas sus posesiones y que vaya con sus hijos a vivir a la catedral donde llevarán una vida humilde y austera tras casarse con él. Al poco tiempo de vivir en el imponente templo viene el desengaño: Vergérus no es el bondadoso hombre de Dios que ella pensó sino que es un déspota horroroso que, apoyado por su familia, consistente en su madre y su hermana consiguen hacer de la vida de los tres individuos un infierno. En un principio solo los niños se enfrentan directamente a él, pues la madre parecía no querer ver su garrafal error y se coloca un tupido velo que la mantiene ciega un tiempo hasta que el terror se vuelve ineludible, Alexander recibe duras palizas y castigos al no acatar la autoridad de su padrastro; haciendo un explícito guiño a la clásica historia de Shakespeare, Hamlet, Alexander ve el fantasma de su padre que le aconseja y advierte. 

El personaje de Alexander, que está interpretado por Bertil Guve, es mi favorito pues demuestra a lo largo del filme un espíritu inquebrantable y una lealtad completamente admirable, aunque parte de esta fortaleza se sostiene gracias al gran apoyo moral que para él supone su hermana, encarnada por la pequeña actriz Pernilla Allwin, llegando a mostrar esta última los mismos dones pero en versión femenina y más tímidamente, razón por la cual no llega a destacar tanto como su hermano. Ambos son totalmente expresivos y poseen mucha vida pese al carácter frío y tranquilo que impera en los países nórdicos, lo cual agudiza el drama que su encierro supone. Y es que transmiten con la mirada, sin exagerar, la desdicha que este gran cambio en sus vidas ha producido.

Jan Malmsjö y Ewa Fröling
Entrega del alma
Por otro lado está la figura de la madre, Ewa Fröling, que lejos de tacharla de inconsciente y mala madre, Ingmar nos acerca su caso, la calamidad que su viudedad supone y el consuelo que el pastor constituye en un principio. Así es el estilo de Bergman, ningún personaje está vacío, todos poseen su sustancia propia y todos quedan perfectamente caracterizados. Luego suceden historias paralelas como la de la solitaria madre Helena (Gunn Wallgren), la del sexual e inestable hermano de Oscar, Gustaf Adolf con la sirvienta Maj y un sin fin más; no obstante, ninguna queda sin recibir su merecida atención.

Como consecuencia de la fuerza dramática que requiere tranquilidad y lentitud en el guión, de la ensortijada historia principal y el gran número de tramas paralelas, el resultado final es una película que en un principio tenía una duración de cinco horas y pico que se dividió en cuatro entregas para su emisión televisiva, más tarde, para proyectarla en el cine se redujo a 3 horas y media, más o menos. Al final es esta versión cinematográfica la que ha arraigado y queda considerada como la oficial. Pese a su larga duración que provoca una especie de "jet lag", siendo exagerado esta vez, al salir de la sala, la historia te mantiene pegado a la butaca todo el tiempo sin que se llegue a hacer pesada pues es precisamente la gran cantidad de cosas a contar lo que la hace tan larga. Además, al reducirse en casi dos horas, se eliminarían las escenas menos importantes, permaneciendo así únicamente las que contienen mayor esencia, de esta manera todo el contenido de la obra posee un carácter trascendente.

Ewa Fröling y Allan Edwall
Secuencia que recoge la muerte de Oscar y
el dolor desgarrador de la viuda
A lo largo del film se podrán observar escenas conmocionadoras por su rotundidad como la muerte de Oscar, pero hay otras que también producen muchas sensaciones en las que el autor juega un poco con el espectador en el sentido que que no se ven pero se intuyen, ya sea por sonidos como por sombras o percepciones ínfimas; por ejemplo el velatorio, esa desgarradora imagen de la madre llorando por el muerto que acongoja pese a que solo se ve por el pequeño hueco que deja la puerta casi cerrada o la paliza a Alex propinada por Vergérus, en la cual se escuchan los golpes y ven ocasionalmente las sombras, mostrando la grandeza y superioridad del obispo en esos momentos.

El clima extremadamente austero es sobrecogedor, el actor que desempeña el papel del obispo, Jan Malmsjö es brutalmente bueno, pues consigue el máximo odio y el desprecio que un intérprete puede hacer sentir al espectador. Lo cual me lleva a la pregunta ¿de dónde sacaba este hombre a los actores? ¿llegaban así a sus sesiones de rodaje o es que él conseguía exprimir toda la magia y el talento interpretativo latente en su ser? Yo no me lo explico, únicamente llevo vistas tres obras de Bergman pero hasta ahora ninguno de sus personajes tiene el más mínimo desperdicio o pega.

Este fotograma es un claro ejemplo de todo lo
que quería decir sobre el decorado y el vestuario a
lo largo de la película
Por último destacaré la perfecta ambientación de la burguesía intelectual del siglo XX, con pomposos vestidos y decoraciones de la casa cercanas al estilo rococó, todo excesivamente recargado mostrando las grandes riquezas de la familia. Seguiría mencionando más y más rasgos impresionantes como las marchas fúnebres o las penetrantes sinfonías de violonchello que configuran la banda sonora, pero me siento adulador por considerar todo tan impecable sin poder aportar, con gran pesar mío, crítica alguna a esta obra maestra del cine, porque a pesar de lo dicho en un principio, Bergman sigue siendo humano y, por tanto, algún fallo aislado estoy seguro de que se me escapa, pero poca cosa, por algo será que posee cuatro Oscar, no obstante, esto no es un verdadero indicador de la calidad. ¡Cuántos peliculones se habrán perdido por ser de carácter independiente!. No, no seamos burgueses juzgando la naturaleza de una película por sus premios, aunque en esta ocasión coincido con la academia. 

8 sept 2013

Midnight in Paris - Woody Allen (2011)

El cartel propagandístico de la película.
En la foto: el actor Owen Wilson pasea
por la ribera del Sena
La moderna entrega de W. Allen es una reflexión sobre la idea tan expandida entre los románticos de que existió una Edad de Oro que, por supuesto, nunca coincide con el propio presente, llegando finalmente a la conclusión de que el presente nunca es satisfactorio porque la vida en sí misma es insatisfactoria. En este contexto podríamos decir que los consumidores de arte siempre tienen ídolos lejanos en el tiempo o el espacio e identifican su personalidad con el resto de la época, tienden a pensar que todo en aquellos tiempos o lugares es tan maravilloso como luce en las propias obras del artista en cuestión. Dando el mensaje de que el arte no es algo geográfico ni situado en el tiempo, que es verdad  que pudieron existir movimientos pero estos no son más que modas absurdas que perviven por la inercia y extraen toda la personalidad de los artistas. 

Por ello, se deduce que, al igual que a un historiador o a un sociólogo les toca recolectar todos los datos de su época concreta mientras los filósofos se dedican a interpretarlos, el artista de profesión tiene el deber de mirar su propio tiempo desde otra perspectiva más subjetiva y conseguir embellecer a sus pobladores, las calles de sus grandes ciudades o la personalidad imperante, con el objeto de que medio siglo más tarde algún romántico idealista piense que nació tarde y que su sitio está 50 años atrás, en su edad de oro.

En casa de Gertrude Stein.
De izquierda a derecha:
Gil, Hemingway, su amante y al fondo Picasso
Para mí, la película es una crítica a tal pensamiento pero desde el entendimiento, desde las ganas de desahogar ese mismo sentimiento ridiculizándolo con medios racionales para quitárselo de la cabeza, es decir, el autor no transmite desde la incomprensión sino desde la propia experiencia.

Para manifestar todo esta idea, el director se vale del actor Owen Wilson que interpreta a un escritor incomprendido del siglo XXI que siente que su sitio está en el París de los años '20, donde pasearía bajo la lluvia en compañía de sus escritores favoritos por los empedrados boulevards y produciría geniales obras en su tiempo libre para ganarse la vida, en vez de prostituir su arte escribiendo guiones para malas películas americanas. Su situación familiar no ayuda mucho, pues su entorno es pequeño burgués de filosofía estrechamente positivista, además de contar con un suegro acérrimo al ala derechista del Partido Republicano, con el que tiene siempre encontronazos debido a su inevitable simpatía e identificación con las clases oprimidas.

Paseando con su amante de los años 20,
la ex-novia de Picasso, una discípula de Coco Channel.
Temporalmente de vacaciones en Paris y soñando con vivir su idealismo alquilando una pequeña buhardilla con un gran tragaluz y escapando de EEUU y de los editores y productores que le chupan la sangre día a día y empobrecen su espíritu artístico, su mujer se encuentra, siendo esto el colmo para él, con unos amigos también pertenecientes a las altas clases cuya pedantería y racionalismo dan ganas de vomitar, harto de que se metan con sus fantasías, el escritor, Gil Pender decide volverse a casa paseando y ahí es cuando, perdido en busca de su hotel, un antiguo coche le recoge a media noche y este tras pensarlo se sube sin imaginarse ni por un momento que aquel coche le transportaría a los años 20 de París.

Obviamente nadie le cree y todos sospechan que sus nocturnas excursiones guardan algún secreto, pero lo cierto es que todos los días tras las campanadas que informaban de la medianoche, Gil es transportado a su edad de oro donde conocerá a ídolos suyos, tales como Hemingway, Scott Fitzgerald y su mujer, Gertrude Stein, Picasso, Buñuel o Dalí. Estos episodios tan maravillosos de su vida al final acaban absorbiéndole e, incapaz de quedarse indiferente, rompe todas sus cadenas y busca una vida nueva, la que siempre deseó, pero en el presente. 

En una fiesta de los 20, su amante acaba de explicarle que para ella la edad de oro es la Belle Époque de París
Su amante, Gil, Hemingway y Belmonte
La prometida de Gil (Marion Cotillard) es un objeto sobre el que Woody ha vertido todas las actitudes más despreciables en cualquier persona que se considere un amante del arte, el racionalismo exacerbado, la pedantería y el rechazo de la fantasía y de todo lo carente de lógica. Con una única perspectiva de la vida desde la cual analiza y clasifica todo, contradiciendo un pilar fundamental del arte que debe ir estrechamente ligado a él, la apertura mental.

Con los surrealistas Max Ray, Buñuel y Dalí
A lo largo del filme seremos deleitados con escenas perfectamente ambientadas en la París más bohemia de los '20, también secuencias muy buenas que muestran la ciudad actual y diálogos muy profundos sobre arte, la vida, el miedo a la muerte, el amor y el idealismo. Todo ello adornado además con una bella melodía y canciones de Cole Porter y otros artistas similares. Es, sin duda de las mejores obras de Woody Allen que muestra su lado más bohemio además de su mordaz sentido del humor, siempre presente en sus películas. Ningún romántico debería dejar de verla. 

4 sept 2013

Into the wild (Hacia rutas salvajes) - Sean Penn (2007)

"La felicidad solamente es real cuando es compartida" - A. Supertramp

Emile Hirsch encarnando a Chris
Esta entrega de Sean Penn es la adaptación al cine de la novela basada en hechos reales de Jon Krakauer, que cuenta la apasionante historia de un joven aventurero americano recién entrado en la veintena que, harto de la sociedad, de la rutina, el sedentarismo y de todo lo establecido parte en un viaje sin fin únicamente acompañado de su mochila, con la intención de llegar a los vírgenes parajes de Alaska donde vivir a su manera y encontrar la felicidad plena en la máxima libertad a la que un hombre jamás podrá aspirar. 

El joven, Chris McCandless, interpretado por Emile Hirsch, se crió en una familia acomodada pero que según sus propias palabras, tenían una gran tendencia a la hipocresía, a guardar las apariencias en el exterior de una existencia podrida por las mentiras. Tras graduarse en la universidad abandona su casa en su viejo coche Datsun que se negaba a cambiar mientras funcionara, para desgracia de sus padres, que veían tal decisión antiestética e indigna de su posición social, con él viajará hasta que se estropea y lo abandona para proseguir su proyecto haciendo autostop y a pie, durante el camino desempeñará muchos oficios, correrá muchos peligros y conocerá a muchos personajes, cada cual más pintoresco aunque todos coincidían en algo: reprochar a Chris la locura e inconsciencia de su empresa. Pero él no se deja influenciar y prosigue su camino, influenciado por las ideas de autores como Jack London, Leon Tolstoi y Thoreau ve en la vida contemplativa autogestionada en la naturaleza, apartada de la sociedad y el Estado y de sus respectivos vicios, la máxima expresión de libertad. 

Parafraseando a Thoreau diré: "Antes que
el amor, el dinero, la fortuna, la
fama y la justicia, dadme la verdad."
Bajo el pseudónimo de Alex Supertramp recorrerá EEUU llegando incluso a pisar México, sin ninguna documentación, haciendo caso de Thoreau en su ensayo "Del deber de la desobediencia civil", para finalmente instalarse en un viejo autobús abandonado en uno de los frondosos bosques de Alaska, el cual será su sede donde dormirá, leerá y hará otras muchas tareas hasta su muerte, provocada por un ligero pero mortal fallo al cuarto o quinto mes de estancia. Mientras tanto, sus padres remueven cielo y tierra buscando a su hijo, dicha búsqueda provocará la unión de este matrimonio con un pie en el divorcio y cambiará mucho su mentalidad al darse cuenta de que hay más cosas en la vida aparte del dinero y el negocio lucrativo y que el amor es la cosa más grande que existe y existirá sobre la Tierra. Estos fueron ayudados por la hermana de Chris, la cual reflexiona a lo largo de la película acerca de los motivos que pudieron empujar a su hermano a desaparecer sin dejar rastro.



"Un hombre sólo debería poseer aquello que
es capaz de cargar en la espalda" A. Supertramp
La historia de este chico conmocionó América cuando numerosas revistas comenzaron a escribir artículos sobre él tras su muerte, Jon Krakauer fue uno de los encargados de hacer un pequeño artículo para la revista Outsider, pero su caso le impactó tanto que se obsesionó y comenzó a investigar, documentándose para escribir posteriormente su libro, basado en los testimonios de los personajes que se cruzaron con Chris en su viaje, en su diario, cartas, fotos, etc y, por supuesto añadiendo un poco de ficción en los puntos muertos. Tras haber leído el libro pensé que la película me destrozaría todo lo que mi  imaginación había creado a partir de la narración pero, a pesar de faltar bastante información, la película está bien hecha, es fiel al libro y los paisajes que aparecen superan a veces los imaginados por mi mente. Tiene unos planos y una música fantásticos, además de contar con un reparto bastante bueno. Aún así, soy más partidario del libro y es mucho más interesante dejarte llevar por la historia y que te lleve, como bien dice, hacia rutas salvajes. 

Yo, personalmente, soy un acérrimo admirador de este chico, un espíritu inquieto, un buscador del gran tesoro que supone la libertad, me sobrecoge el pensar que en vez de soñar su vida, vivió su sueño. Él siempre supo que había riesgo, pero... ¿Qué cosa que merezca la pena en esta vida no conlleva un riesgo?
Chris McCandless, dondequiera que estés, mis más sinceros respetos.

Una fotografía del verdadero Chris tomada por él mismo

1 sept 2013

El hombre que mató a Liberty Valance - John Ford (1962)

Este western relata la historia de un abogado, Ransom Stoddard, representado por James Stewart que llega al salvaje oeste con la maleta cargada de libros de leyes y la cabeza llena de idealismos tales como imponer la ley en la zona y "domesticar" a la población de lo que constituía uno de los últimos territorios libres carente de Estado que regulase su jurisdicción. Nada más llegar es atracado por la banda de pistoleros más temida en el pueblo al que estaba destinado, Shinbone. Esta banda no es otra que la capitaneada por Liberty Valance (Lee Marvin) que se dedican a sembrar el terror por las aldeas aledañas siendo frenados únicamente por Tom Doniphon que no es sino el coloso del cine del oeste, John Wayne, un hombre que ha comprendido que su mundo se rige por la ley del más fuerte y carece completamente de fe en la ley y su cumplimiento, cosa normal si se conoce al sheriff de Shinbone, un borracho hipócrita y miedica. Ante esto, hace de sus grandes habilidades con las armas y de su puntería el pavor de los forajidos. 

Los protagonistas juntos en un mismo plano. De izquierda a derecha:
Liberty Valance (Lee Marvin), Ransom Stoddard (James Stewart) y Tom Doniphon (John Wayne)
Cuando Ransom llega a Shinbone decidido a hacer justicia en lo que refiere a la banda, sin otro propósito que encarcelarlos, Tom no hace más que intentar hacer entrar en razón al abogado y hacerle ver que nada puede hacer sino es por medio de un gatillo. Finalmente se da cuenta de que tiene razón y, tras entrenar su puntería, acepta el duelo propuesto por Liberty Valance.

Se utiliza al describir los hechos el recurso narrativo del in media res, es decir que la película comienza por el final y, tras aceptar Ransom una entrevista del Shinbone Star comienza a recordar la leyenda del hombre que mató a Liberty Valance, adelantándonos así que el abogado va a sobrevivir a la aventura y va a llegar a ser un hombre importante en lo que a política se refiere, un pez gordo de Washington.

Tiroteo final
La enseñanza que el autor pretende transmitir es clara, es toda una apología al respeto civil de las leyes y al Estado como elemento protector de la población humilde, mostrándose todo ello como una lejana utopía que haría del mundo un lugar más justo, siendo por otra parte posible si se da la colaboración entre los humildes pobladores del oeste americano. Hasta entonces los hombres deberán acatar la ley del más fuerte e intentar sobrevivir con grandes esfuerzos. Aparte de darse la habitual visión de la mujer de los filmes del oeste como un individuo que ha de estar dispuesto a servir a algún hombre, padre, marido o hermano; esa será la función a cumplir para la que ha nacido. Realmente no hay que pararse a pensar en los mensajes transmitidos en estas obras porque cualquier mente un poco reflexiva se indignaría, por contra no hay más que fijarse en los brillantes aspectos técnicos e interpretativos, en la banda sonora y los perfectamente captados planos de paisajes de los territorios del antiguo oeste o de las posturas de los viriles vaqueros, estupendamente ambientados, que darán lugar a unas escenas prodigiosas.

Liberty Valance desafiando a la población de
Shinbone, detrás uno de sus lacayos
En toda la temática también aparece la política, dándose escenas de mítines con la discusión si/no a convertir la región en un Estado anexionado a los Estados Unidos y, por raro que parezca, el amor, pues Tom y Ransom se encuentran profundamente enamorados de Hallie, encarnada por la actriz Vera Miles, y sólo uno de ellos conseguirá casarse con ella, quedándose el otro con la gloria de ser el hombre que mató al temido Liberty Valance.



Este es, junto a muchos otros del propio director, uno de los westerns que pasarán a la historia. Una genialidad del cine.