27 oct 2013

Bienvenido Mr. Marshall - Luis G. Berlanga (1953)


"¡No, no es una película del oeste! ¿Qué va a ser una película histórica? ¡Desde luego que no es una película neorrealista! ¡No, tampoco es una película folclórica! ¿Qué es? Es, sencillamente la película que el cine español ofrece como sorpresa a sus amigos y a sus detractores" Así se presentaba la conocida obra de Berlanga ante el mundo en su cartel propagandístico.

Son los años 50 y en plena marcha del Plan Marshall, el filantrópico proyecto estadounidense de reconstrucción europea, Berlanga decide rodar esta película que es una completa diatriba de esta iniciativa que desenmascara sus reales intenciones. 

Tomando como escenario el pueblo de Villar del Río, un tranquilo pueblo donde nunca ocurre ningún suceso anormal y todos conocen los secretos de todos, se retratan las ilusiones de los campechanos agricultores, campesinos y demás oficios que realizan una lista de sus deseos más importantes que luego entregarán a los americanos como si de los reyes magos se tratase.

Ante su inminente llegada al pueblo, que coincide con la de la estrella de la canción folclórica andaluza, Carmen Vargas y su representante Manolo, deciden tirar la casa por la ventana y hacerles entre todos una bienvenida que jamás olvidarán, o eso creen ellos. Para ello, se disfrazan y ambientan el pueblo al más puro estilo andaluz resultando una especie de feria con calles falsas de cartón, caballos adornados y bailes flamencos, todo pensado para la infantil y estereotipada mentalidad de sus huéspedes, dedicando toda la víspera a preparar y ensayar todo. ALERTA SPOILER: Finalmente sus esfuerzos caen en saco roto, pues a la llegada de los yankees, únicamente se muestra un convoy de negros e imponentes coches que atraviesan la calle principal sin detenerse ni un segundo para admirar toda la dedicación e ilusión de los pueblerinos.

Manolo Morán (Manolo el representante) y
José Isbert (alcalde)
Burlando toda censura por parte de los críticos de la época, Luis García Berlanga estrena esta gran crítica del engaño que el Plan Marshall suponía para toda la población de los países europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial, para empezar dice varias frases con cierto retintín que atacan los camuflados intereses del proyecto, la inhumanidad de los americanos al aparecer caracterizados en los negros y fúnebres coches de cristales ahumados, ni siquiera es capaz de darles un rostro humano y, por último critica el daño que una gran suma de dinero puede suponer en un pueblo donde la bondad lo inundaba todo, en el que ya se comenzaban a visualizar los primeros atisbos de corrupción, intranquilidad y ruptura de las relaciones humanas.

Contra esto último mencionado, Berlanga expone la desbordante humanidad del pueblo antes de que nada ocurriese, humanidad que ni la miseria y ni la pobreza logran mermar. Esta queda manifestada en los nombres de los personajes, sus profesiones, preocupaciones y la forma de hablar y que no tiene otros orígenes que la igualdad entre todos, nadie es superior a nadie puesto que todos, incluso el humilde alcalde, forman parte de la misma clase social y son totalmente conscientes de ello, creo que es esta la principal causa.


Comité de bienvenida
Después de todo lo contado parecerá que es una película seria, de carácter histórico y aburrida pero nada más alejado de la realidad, el director consigue introducir el mensaje en una divertidísima comedia en la que el reparto es genial, con unas bromas muy ocurrentes que nacen en su mayoría del folclore andaluz. La voz en off de Fernando Rey como narrador omnisciente que nos acompañará también durante toda la película junto con el alcalde del pueblo interpretado por José Isbert son dos elementos clave en la comedia.

Es una entrega de Berlanga muy recomendable para pasar un buen rato e informarnos al mismo tiempo de lo que verdaderamente supuso esta idea americana para los pequeños pueblos afectados. Un grande del cine español.

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