Bruno (Enzo Staiola) |
Antonio (Lamberto Maggiorani) y Bruno (Ejnzo Staiola) |
Tras el suceso, Antonio y Bruno buscarán la bicicleta por toda la ciudad metiéndose en infinidad de líos y hostilidades con tal de encontrar lo que se convertirá en su única esperanza de vivir decentemente. La película irá tomando conforme avanza el tiempo un tono cada vez más crudo al ver que será muy difícil por no decir imposible hallarla. Culminando en un dramático final que no contaré por no destrozar la historia, que enseña que la esperanza es lo último que se pierde y no hay que recurrir a medidas desesperadas e imprudentes y aliviar nuestro dolor causando daños a personas igual de honradas y honestas que el resto. No es una película Disney donde los problemas tienen un final feliz y cautivador, esto es realismo y como tal, muestra la descarnada pero cierta cara de la existencia.
El filme se desarrolla en los barrios de la prole de Roma descoloridos por la indigencia y las penurias de una clase social en plena decadencia a causa de un conflicto internacional en el que no tenía ningún interés pero del que, sin embargo, ha tenido que pagar todas sus consecuencias. Con unas escenas cargadas de expresividad y reforzadas por una sentenciadora banda sonora que nos sumerge de lleno en el drama de la familia Ricci.
La escena más ilustrativa y destacable es la que se produce en el bar, cuando desesperado, Antonio busca consuelo en su propia autodestrucción mediante alcohol y mientras Bruno al escudriñar las mesas aledañas se topa frente a frente con un niño de su edad de una familia pudiente y se ofrece la visión en un único plano de las diferencias sociales, de la injusticia mundial. Caracterizando a los ricos como gente cínica e inhumana frente a la honradez y el desprendimiento de sensibilidad de los trabajadores.
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