2 ago 2013

Sombras y niebla - Woody Allen (1991)

"Sombras y niebla es esa mágica y misteriosa mirada al espíritu que reina dentro de cada emoción"

Protagonista a la vez que director esta vez, Woody Allen nos trae con esta película una de las más atípicas si la enmarcamos dentro de su propio estilo. Esta historia de suspense y comedia a la vez, no podía ser menos, se desarrolla en una sola noche en una ciudad que recuerda a la Inglaterra del siglo XIX, sumida en una densa niebla que está siendo aprovechada por un psicópata para ir asesinando por estrangulamiento a las personas indefensas que encuentra.

Al inicio de la película una patrulla civil formada para atrapar al asesino va a buscar a casa al señor Kleinmann que no es otro que el mismo Woody Allen, un personajillo al que su timidez y su miedo, manifestados en forma tartamudeo, nerviosismo y sumisión hacen patético, resultando muy poco viril al lado de sus compañeros de patrulla. Tras unos instantes estos se van dejando a Kleinmann solo y desconcertado en la calle sin haberle dado a conocer el plan de captura, un plan que todos sus conciudadanos parecían conocer y les servía como forma de cohesión entre ellos, por lo que nuestro personaje se siente perdido y solo ante el mundo por desconocerlo.

Escemas del prostíbulo
Al mismo tiempo se gesta otra historia, ambas se cruzarán más tarde, en el circo de la ciudad, una chica tragasables muy histriónica, Irmy (Mia Farrow), que salía con uno de los artistas del circo, pero todo se acaba entre ellos por la hedonista personalidad del hombre, al cual no le iban las ataduras ni las situaciones permanentes que coartaban su libertad personal. La chica parte con el corazón roto a la ciudad y acaba en un prostíbulo ganándose el sustento demostrándonos que todos tenemos un precio, las otras prostitutas la acogen con bastante calor humano y se dedican a contarle anécdotas de la profesión en un principio, profiriendo divertidas ironías acerca de la sexualidad. No dura allí mucho tiempo, pues la detienen en una redada de la policía.

Woody Allen con Mia Farrow

Al encontrarse más tarde con Kleinmann, la indefensión de este le hace tomar una actitud muy maternal con él, aún así, los dos congenian y se despliega toda la genialidad oculta por su timidez en profundos diálogos sobre la muerte por ejemplo, tema muy mascado en la filmografía de W. Allen. La película parece contener un cariz libertario al mostrar lo horrible de una vida fustigada por la rutina poniendo como ejemplo al carente de emociones fuertes Kleinmann y mostrando el circo como un organismo atestado de personas libres e incapaces de establecerse en un sitio fijo y de echar raíces, con ello critica el miedo a la libertad instaurado en una sociedad marcada por la cultura de la posmodernidad. Una vida que acabará seduciendo a Kleinmann. A todo ello se le une además una fuerte burla a la iglesia y al clero patente en numerosos diálogos.


La magia del blanco y negro, la oscuridad provocada por la noche y la atmósfera errante causada por la niebla configuran una genialidad del cine si se le añade además, el magnífico reparto y las inmejorables bandas sonoras con las que Woody Allen suele embellecer todas sus obras, uno de los elementos más atípicos, como he comentado anteriormente, es que la mayor parte del filme se desarrolla en el exterior, mostrándose este como un ambiente hostil comparándolo con los lugares cerrados y aislados que permiten ser uno mismo, aún así el director se las apaña para exprimirles todo el jugo a sus personajes.

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